“Tenemos sospechas de que estaba embarazada y que intentaron practicarle
un aborto en contra de su voluntad. Por eso allanamos el centro de salud y la
casa del médico”, dijo un funcionario provincial que además confió diligencias
en la casa de tres policías.
El secretario de Investigación Criminal de Santa Fe, Rolando Galfrascoli,
dijo que lo que buscan determinar es si Rosalía “fue atendida médicamente. Si
hubo algún contacto entre el médico y alguna persona cercana” a ella.
“Sospechamos que estaba embarazada y que se le practicó o se le intentó
practicar algún tipo de tratamiento abortivo”, añadió.
Galfrascoli detalló que la Policía de Investigaciones (PDI) realizó
cinco de los seis allanamientos que pidió el fiscal: además del centro de salud
y el domicilio del médico, se ingresó a las casas de dos oficiales de Policía y
a una vivienda particular relacionada con uno de los uniformados de las que se
llevaron teléfonos celulares, armas reglamentarias, computadoras y anotaciones
de interés para la causa. El domicilio de un tercer agente no pudo ser
requisado porque se encuentra de viaje y el fiscal solicitó que las medidas se
realicen ante la presencia de los moradores.
“Detenciones por ahora no. Esperamos que en los próximos días colaboren
en forma voluntaria. De lo contrario podrían ser apresados por incumplimiento
de deberes de funcionario público”, dijo.
¿Inacción o participación?
Otra fuente del caso fue más directa: “Lo que parecía una inacción de la
Policía para buscarla en las primeras horas de su desaparición, hoy parece una
clara acción para desviar la investigación, ocultar pruebas y evidencias que
incriminaban al profesor. Hay policías bastante complicados”.
Mientras tanto, Rosalía sigue sin aparecer. Su familia ansía encontrarla
con vida, a sabiendas que las hipótesis incluyen lo peor.
“Nosotros la estamos esperando junto con mi hermana y su hija de dos
años. No vamos a dejar de buscarla. ¡Por favor todo aquel que pueda informar
algo, o que sepa algo, que se acerque a contarnos, que no tenga miedo!”, dijo
su tío Rubén Jara hace diez días a este diario. También reclamó que los
responsables brinden información: “Este tipo tiene que hablar, decir lo que le
hizo. Nosotros no aguantamos más. Nunca se fue a ningún lugar sin avisar. Su
mamá, Liliana, está mal. Mi sobrina era muy pegada a su hija. La nena se
enferma a cada rato porque la extraña mucho”, lamentó.
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